viernes, 17 de septiembre de 2010

CYNDI LAUPER/ MIGUEL MATEOS 2008


FECHA DE PUBLICACIÓN: 25/11/08

Aquí están las entradas de los últimos eventos a los que asistí el viernes 21 y sábado 22 de noviembre de 2008.
Me acuerdo que, a fines del mes pasado, había ido hasta el Luna Park en Taxi y el chofer me preguntó: “¿Qué vas a ir a ver?”“Tengo que sacar una entrada para ir a ver a Cyndi Lauper” le había respondido. Esto fue mortal. El tipo entendió cualquier cosa y me preguntó: “¿SIETE LUCAS se llama la banda?”. No doy pie con bola con los taxistas. Como una pantera enjaulada le respondí: “¡Noooooo! ¡Cyndi Lauper se llama!!!”.

Fui a un bar alemán, por Retiro, a tomar una cerveza, mientras leía un capitulo del libro “Gracias por volar conmigo” de Fernando Peña, antes de entrar a las 21:00 hs, según estaba pronosticado el show.
El concierto estuvo genial. Cantó y tocó los mejores temas. Creí que me iba a encontrar con una Cyndi apabullada, pero fue todo lo contrario y eso me encantó. Vi a la Cyndi rebelde de los ochentas.
Se bajó del escenario, se metió entre el público, se paró en una de las butacas del público, se sacó los tacos arriba del escenario y bailó descalza durante todo el show. Muy simpática y agradable. Bailó sin cansarse, se acercó al público reiteradas veces, tocó un instrumento de mesa con cuerdas, ni idea como le llaman. Realmente, me quedé con ganas de volverla a ver en Rosario el 22, pero tenía el recital de Miguel Mateos en el Teatro El Circulo.
Al otro día, me levanté a las 19 hs, me cambié y fui con mi madre, quién decidió acompañarme, a ver a Miguel Mateos. Su último disco “Fidelidad”, no me había impactado pero me gustó el sonido de los temas en vivo. Aparte es un artista que casi nunca me lo pierdo.
Aparentemente estaba ebrio ese día. Tambaleaba mientras caminaba el. Hacía mucho tiempo que no sentía tanta ilusión, tanto placer por su música. Acepten a este músico como es y con lo que tiene para decir.
Gracias. Saludos y recuerda: Ser grasa no es escuchar Rock… Ser grasa es pasarse limón por las axilas.

Andrés Belguich