Por el rating somos y fuimos. Por el rating nacemos. Por el rating morimos. Día a día cuando prendemos la tele. El sentido de nuestra vida en manos de nuestro control.
Los 40 puntos de nuestro “maravilloso” Marcelo Tinelli, los 29 de nuestra “amada” Susanita y los 9 de nuestra “querida” Mirtha, me resulta asombroso que ante una propuesta de pena de muerte, estas tres “maravillas” del rating de la televisión argentina, se pongan de acuerdo... ¿Serán nuestros ministros de cultura?
Hagamos un análisis: Luego del crimen del decorador de Susana Gimenez, la misma, planteó: “el que mata tiene que morir”. Estamos hablando de ¡MATAR!!!
El 87% de la población está a su favor. Se sintieron representados por ella. Pues, el nivel de obnubilación y falta de pensamiento, los representa. También aparece Juan Carlos Blumberg, como representante, quién se presenta como ingeniero en Italia y le miente al mismo Papa.
Las propuestas que se escuchan, solicitan el regreso del servicio militar obligatorio como solución al problema de la inseguridad…
¿Será esta la realidad?... ¿No sería mejor proponer alimentación y educación?
Si una persona no está bien alimentada, carece de vitaminas, micronutrientes necesarios para que el cerebro se desarrolle. Esa falta de nutrición impide poder pensar y entender lo que cualquier docente enseñaría. Con el estómago vacío no se puede aprender nada. Un detalle muy importante. Y si a esto le sumamos el corte propuesto por algunos personajes del rating, donde se olvidan de los nutrientes básicos como la alimentación, la educación, la salud y proponen el servicio militar obligatorio como educación, resulta un cóctel explosivo. No se pusieron a pensar que están poniendo a un tipo, mal nutrido, en la calle, con un arma.
En un país sin educación y con mucha pobreza, nacen chicos con hambre que roban y matan.
Louis Althusser, presidente del partido comunista francés, decía que había un aparato ideológico: la familia, la escuela y la iglesia. Y un aparato represivo del estado: Las leyes, la policía, la gendarmería y el ejército. Cuando falta la presencia del aparato ideológico y surgen estallidos sociales, aparece el aparato represivo.
¿Que pasa con nuestra policía, quiénes en lugar de controlar los delitos, los fomentan? ¿No deberíamos pedir una mejor policía antes que más patrulleros?
A través de programas divertidos en apariencia e “inofensivos” como Bailando por un sueño, en donde se disputa “La Mole Moli” contra “Ricardo Fort”, podemos apreciar como La Mole Moli (en una discusión guionada) le dice al señor Fort: “Sos un vago. Vos sos rico porque tenés plata pero sos un pobre tipo”.
Este es el discurso deseado por la clase popular, de expresarle el desprecio personal a un rico. Y Fort, quién no se quedó atrás, le contestó lo que la “clase rica” le contestaría a un pobre: “¿Y a vos que te importa como consigo el dinero?”
Ahí englobamos todo. La clase baja se ve representada por el boxeador La Mole Moli y la clase pudiente se ve representada por el multimillonario Ricardo Fort.
En esa pelea “inocente” o con mucha vehemencia de dos ridículos, el show está montado. Quién se siente representado por el boxeador, cree ser quién le está diciendo a Fort lo que el personaje de la tele le dice y la excusa que cualquier pobre utilizaría: “No tengo plata pero duermo tranquilo. Tengo familia y me quieren por lo que soy”. Y un rico se defendería de esta manera: “¿A vos que te importa lo que hago con mi plata? Me la gané yo”.
Son dos discursos antagónicos pero que ambos representan al pueblo en general. Los que no tienen se ven identificados y los que tienen, también. Y siga el baile.
En determinado momento, la señora Susana Gimenez propuso la pena de muerte para acabar con la delincuencia. Y al otro día, convoca a una marcha, a la cual no asiste y luego se retracta. Inmediatamente amparado por su “enemigo” del glorioso rating, Marcelo Tinelli y el apoyo sensato por la experiencia de la edad de la señora Mirtha Legrand… Ahora ¿La responsabilidad social de la comunicación social, en manos de quién queda?
Con pena de muerte, el circo está servido. Y, gracias a que nos divierten, entonces, la instalamos. Pero yo me pregunto: ¿Pena de muerte para quién?...
¿Pena de muerte para las personas que compran autos Mercedes Benz con franquicias para discapacitados?... ¿Pena de muerte para las personas que tuvieron una pareja famosa, quien terminó convirtiéndose en un asesino, arrojando a una señora por el balcón en un hotel de Mar del Plata?... ¿Pena de muerte para los que cerraron fábricas, dejando a millones de argentinos sin trabajo y vaciaron el país?... ¿Pena de muerte para los que colaboraron con los militares?... ¿Para los narcotraficantes?... ¿Pena de muerte para quién?
La pena de muerte es siempre para un solo sector. Para los desprotegidos y para los que tienen hambre. Para los que, en realidad, ROBAN POCO Y SE LOS MATA MUCHO. Pero jamás pena de muerte para los que ROBAN MUCHO Y NUNCA VAN PRESOS.
Mira que ya hubo pena de muerte en nuestro país. Se han arrojado cuerpos al mar. Una cosa es estar mal informado y otra cosa es no querer enterarse de algo que uno vivió. Además sigue habiendo fusilamientos por la calle.
¿Acaso no está instalada la pena de muerte?... Tenemos una pena de muerte silenciosa, atada por el glorioso rating… ¿No se han dado cuenta?...
El índice de mortalidad infantil en nuestro país es uno de los mas grandes de América Latina, sumado al 30% por debajo de la línea de pobreza… ¿Cómo pudo haber sucedido esto en un país tan rico que se quedó pobre, sin guerras mundiales, sin guerras frías, sin muros ni nazismo?... Pan y circo para el que no nos deja pensar.
Los medios nos muestran a la juventud como engendros del demonio, borrachos, drogados, peleando a las seis de la mañana, para luego reírse y burlarse de las incoherencias que un pibe dice frente a una cámara. También podemos ver los problemas vinculares de familias muy pobres, en donde aparecen mujeres por televisión, diciendo: “La viá matar a esa loca de mierda. Me robó a mi marido”.
Viendo expuesta esta degradación moral y esta impiadosa burla al analfabetismo y a la ignorancia, me hago estas preguntas:
¿Que consumimos detrás del glorioso rating?... ¿Que nos está sucediendo con nuestra salud mental?... ¿Que nos sucede que vemos esto?... ¿Por qué nos divierte tanto?... ¿No estaremos equivocados con lo que consumimos?... ¿No estaremos de pan y circo?
“Rating sagrado que entretienes a nuestro pueblo, danos nuestro pan de cada día”.
El espectáculo está servido. Los horarios y los canales ya los conoces… ¡PAN Y CIRCO!!!... o ¡CIRCO BEAT!!!...
El circo está por empezar. Los payasos salen en escena. El poder de decisión se encuentra a su disposición, en la mano derecha o en la izquierda. El control remoto lo tiene usted… ¿Querés ver eso?... Preguntate por qué lo querés ver.
Finalizando esta humilde reflexión, te dejo un saludo y ojala haya aportado algo. Me despido de ustedes:
“¡BUENAS TARDES, MUCHO GUSTO!... ¡NOS VEMOS LA SEMANA QUE VIENE SI DIOS QUIERE!!!... ¡BUENAS NOCHES, AMÉRICAAAA!!!… ¡CHAU, CHAU, CHAU, CHAU, CHAUUUUUUUUUUU!!!
No, no. Mejor me despido como lo haría yo: ¡Hasta la próxima!
Andrés Belguich
Los 40 puntos de nuestro “maravilloso” Marcelo Tinelli, los 29 de nuestra “amada” Susanita y los 9 de nuestra “querida” Mirtha, me resulta asombroso que ante una propuesta de pena de muerte, estas tres “maravillas” del rating de la televisión argentina, se pongan de acuerdo... ¿Serán nuestros ministros de cultura?
Hagamos un análisis: Luego del crimen del decorador de Susana Gimenez, la misma, planteó: “el que mata tiene que morir”. Estamos hablando de ¡MATAR!!!
El 87% de la población está a su favor. Se sintieron representados por ella. Pues, el nivel de obnubilación y falta de pensamiento, los representa. También aparece Juan Carlos Blumberg, como representante, quién se presenta como ingeniero en Italia y le miente al mismo Papa.
Las propuestas que se escuchan, solicitan el regreso del servicio militar obligatorio como solución al problema de la inseguridad…
¿Será esta la realidad?... ¿No sería mejor proponer alimentación y educación?
Si una persona no está bien alimentada, carece de vitaminas, micronutrientes necesarios para que el cerebro se desarrolle. Esa falta de nutrición impide poder pensar y entender lo que cualquier docente enseñaría. Con el estómago vacío no se puede aprender nada. Un detalle muy importante. Y si a esto le sumamos el corte propuesto por algunos personajes del rating, donde se olvidan de los nutrientes básicos como la alimentación, la educación, la salud y proponen el servicio militar obligatorio como educación, resulta un cóctel explosivo. No se pusieron a pensar que están poniendo a un tipo, mal nutrido, en la calle, con un arma.
En un país sin educación y con mucha pobreza, nacen chicos con hambre que roban y matan.
Louis Althusser, presidente del partido comunista francés, decía que había un aparato ideológico: la familia, la escuela y la iglesia. Y un aparato represivo del estado: Las leyes, la policía, la gendarmería y el ejército. Cuando falta la presencia del aparato ideológico y surgen estallidos sociales, aparece el aparato represivo.
¿Que pasa con nuestra policía, quiénes en lugar de controlar los delitos, los fomentan? ¿No deberíamos pedir una mejor policía antes que más patrulleros?
A través de programas divertidos en apariencia e “inofensivos” como Bailando por un sueño, en donde se disputa “La Mole Moli” contra “Ricardo Fort”, podemos apreciar como La Mole Moli (en una discusión guionada) le dice al señor Fort: “Sos un vago. Vos sos rico porque tenés plata pero sos un pobre tipo”.
Este es el discurso deseado por la clase popular, de expresarle el desprecio personal a un rico. Y Fort, quién no se quedó atrás, le contestó lo que la “clase rica” le contestaría a un pobre: “¿Y a vos que te importa como consigo el dinero?”
Ahí englobamos todo. La clase baja se ve representada por el boxeador La Mole Moli y la clase pudiente se ve representada por el multimillonario Ricardo Fort.
En esa pelea “inocente” o con mucha vehemencia de dos ridículos, el show está montado. Quién se siente representado por el boxeador, cree ser quién le está diciendo a Fort lo que el personaje de la tele le dice y la excusa que cualquier pobre utilizaría: “No tengo plata pero duermo tranquilo. Tengo familia y me quieren por lo que soy”. Y un rico se defendería de esta manera: “¿A vos que te importa lo que hago con mi plata? Me la gané yo”.
Son dos discursos antagónicos pero que ambos representan al pueblo en general. Los que no tienen se ven identificados y los que tienen, también. Y siga el baile.
En determinado momento, la señora Susana Gimenez propuso la pena de muerte para acabar con la delincuencia. Y al otro día, convoca a una marcha, a la cual no asiste y luego se retracta. Inmediatamente amparado por su “enemigo” del glorioso rating, Marcelo Tinelli y el apoyo sensato por la experiencia de la edad de la señora Mirtha Legrand… Ahora ¿La responsabilidad social de la comunicación social, en manos de quién queda?
Con pena de muerte, el circo está servido. Y, gracias a que nos divierten, entonces, la instalamos. Pero yo me pregunto: ¿Pena de muerte para quién?...
¿Pena de muerte para las personas que compran autos Mercedes Benz con franquicias para discapacitados?... ¿Pena de muerte para las personas que tuvieron una pareja famosa, quien terminó convirtiéndose en un asesino, arrojando a una señora por el balcón en un hotel de Mar del Plata?... ¿Pena de muerte para los que cerraron fábricas, dejando a millones de argentinos sin trabajo y vaciaron el país?... ¿Pena de muerte para los que colaboraron con los militares?... ¿Para los narcotraficantes?... ¿Pena de muerte para quién?
La pena de muerte es siempre para un solo sector. Para los desprotegidos y para los que tienen hambre. Para los que, en realidad, ROBAN POCO Y SE LOS MATA MUCHO. Pero jamás pena de muerte para los que ROBAN MUCHO Y NUNCA VAN PRESOS.
Mira que ya hubo pena de muerte en nuestro país. Se han arrojado cuerpos al mar. Una cosa es estar mal informado y otra cosa es no querer enterarse de algo que uno vivió. Además sigue habiendo fusilamientos por la calle.
¿Acaso no está instalada la pena de muerte?... Tenemos una pena de muerte silenciosa, atada por el glorioso rating… ¿No se han dado cuenta?...
El índice de mortalidad infantil en nuestro país es uno de los mas grandes de América Latina, sumado al 30% por debajo de la línea de pobreza… ¿Cómo pudo haber sucedido esto en un país tan rico que se quedó pobre, sin guerras mundiales, sin guerras frías, sin muros ni nazismo?... Pan y circo para el que no nos deja pensar.
Los medios nos muestran a la juventud como engendros del demonio, borrachos, drogados, peleando a las seis de la mañana, para luego reírse y burlarse de las incoherencias que un pibe dice frente a una cámara. También podemos ver los problemas vinculares de familias muy pobres, en donde aparecen mujeres por televisión, diciendo: “La viá matar a esa loca de mierda. Me robó a mi marido”.
Viendo expuesta esta degradación moral y esta impiadosa burla al analfabetismo y a la ignorancia, me hago estas preguntas:
¿Que consumimos detrás del glorioso rating?... ¿Que nos está sucediendo con nuestra salud mental?... ¿Que nos sucede que vemos esto?... ¿Por qué nos divierte tanto?... ¿No estaremos equivocados con lo que consumimos?... ¿No estaremos de pan y circo?
“Rating sagrado que entretienes a nuestro pueblo, danos nuestro pan de cada día”.
El espectáculo está servido. Los horarios y los canales ya los conoces… ¡PAN Y CIRCO!!!... o ¡CIRCO BEAT!!!...
El circo está por empezar. Los payasos salen en escena. El poder de decisión se encuentra a su disposición, en la mano derecha o en la izquierda. El control remoto lo tiene usted… ¿Querés ver eso?... Preguntate por qué lo querés ver.
Finalizando esta humilde reflexión, te dejo un saludo y ojala haya aportado algo. Me despido de ustedes:
“¡BUENAS TARDES, MUCHO GUSTO!... ¡NOS VEMOS LA SEMANA QUE VIENE SI DIOS QUIERE!!!... ¡BUENAS NOCHES, AMÉRICAAAA!!!… ¡CHAU, CHAU, CHAU, CHAU, CHAUUUUUUUUUUU!!!
No, no. Mejor me despido como lo haría yo: ¡Hasta la próxima!
Andrés Belguich